lunes, 29 de abril de 2013

El enseñar


Dijo, entonces, un maestro: Háblanos del Enseñar.
Y él respondió;
Nadie puede revelarnos más de lo que reposa ya
dormido a medias en el alba de nuestro conocimiento.
El maestro que camina a la sombra del templo, en
medio de sus discípulos, no les da de su sabiduría, sino,
más bien, de su fe y de su afecto.
Si él es sabio de verdad, no os pedirá que entréis en
la casa de su sabiduría, sino que os guiará, más bien,
hasta el umbral de vuestro propio espíritu.
El astrónomo puede hablaros de su comprensión del
espacio, pero no puede daros ese conocimiento.
El músico puede cantaros el ritmo que existe en todo
ámbito, pero no puede daros el oído que detiene el ritmo 
ni la voz que le hace eco. Y el que es versado en la ciencia
de los números puede hablaros de las regiones del peso y
la medida, pero no puede conduciros a ellas. Porque la
visión de un hombre no presta sus alas a otro hombre.
Y, así como cada uno de vosotros se halla solo ante
el conocimiento de Dios, así debe cada uno de vosotros
estar solo en su comprensión de Dios y en su conocimiento
de la tierra.

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